Ella tuvo durante muchos años en su memoria esa historia que sólo su alma y su propia sombra fueron capaces de guardar.
Un día cuando notó y realmente creyó que su secreto dejaría de serlo y podía salir a la luz, tomó un cuaderno y comenzó a escribir.
Fueron varias noches en su cama, a la luz del velador, su única compañía y testigos unidos de su secreto; ese secreto que logró desvelarla tantas noches ahora yacía plasmado en las hojas blancas de cuaderno.
El último verano transcurrido para ella, fue cuando tomó la decisión de juntas de familia y dejarles el escrito para que cuando ella y no estábase más pudieran leerlo. Lamentablemente no pudo llegar a concretar ese deseo porque el destino otra vez (como en aquel momento tan triste de su pasado) le cobraría su deuda llevándose su vida sin poder dejar la prueba de su doloroso error en manos de quienes pudieran comprender tantos años de silencio y quizo justificarlo.
En algún lugar de la casa yace oculto el secreto, la historia que quizo por casualidad y solo por casualidad algún día descubren los que quedaron; entonces será tarde para pedirle explicaciones y ser perdonada.
Su secreto, su terrible secreto fue que cuando joven había abandonado a su bebé y jamás pudo saber quien lo crió, murió con ese secreto y con la incertidumbre de que alguna de sus cinco hijos adoptivos, esos hijos que la vida le puso en su camino para poder curar o mitigar esa herida abierta, fuera ese hijo que abandonó cuando ella recién entraba en su adolescencia. Se fue de este mundo sin que la vida lo perdonara y sin poder develar su secreto.
Blanca Ayoso
Prof. Ana María Le Voci
Un día cuando notó y realmente creyó que su secreto dejaría de serlo y podía salir a la luz, tomó un cuaderno y comenzó a escribir.
Fueron varias noches en su cama, a la luz del velador, su única compañía y testigos unidos de su secreto; ese secreto que logró desvelarla tantas noches ahora yacía plasmado en las hojas blancas de cuaderno.
El último verano transcurrido para ella, fue cuando tomó la decisión de juntas de familia y dejarles el escrito para que cuando ella y no estábase más pudieran leerlo. Lamentablemente no pudo llegar a concretar ese deseo porque el destino otra vez (como en aquel momento tan triste de su pasado) le cobraría su deuda llevándose su vida sin poder dejar la prueba de su doloroso error en manos de quienes pudieran comprender tantos años de silencio y quizo justificarlo.
En algún lugar de la casa yace oculto el secreto, la historia que quizo por casualidad y solo por casualidad algún día descubren los que quedaron; entonces será tarde para pedirle explicaciones y ser perdonada.
Su secreto, su terrible secreto fue que cuando joven había abandonado a su bebé y jamás pudo saber quien lo crió, murió con ese secreto y con la incertidumbre de que alguna de sus cinco hijos adoptivos, esos hijos que la vida le puso en su camino para poder curar o mitigar esa herida abierta, fuera ese hijo que abandonó cuando ella recién entraba en su adolescencia. Se fue de este mundo sin que la vida lo perdonara y sin poder develar su secreto.
Blanca Ayoso
Prof. Ana María Le Voci
No hay comentarios:
Publicar un comentario